Título original: The Perks of Being a Wallflower Director: Stephen Chbosky Guión: Stephen Chbosky (Libro: Stephen Chbosky) Música: Michael Brook Fotografía: Andrew Dunn Reparto: Logan Lerman, Emma Watson, Ezra Miller, Mae Whitman, Kate Walsh, Dylan McDermott Distribuidora: Aurum Estreno: 08/02/2013
La
adolescencia es una edad fascinante. En ella el niño sale de la burbuja
paternal para lanzarse a la sociedad, para alienarse en ella; el grupo primario
familiar se sustituye por el de los iguales. Durante la adolescencia conviven
las mayores ansias de libertad, la construcción de la identidad (sexual,
ideológica, social, personal, etc.), el descubrimiento del mundo y rechazo a la
autoridad, con la más absoluta mediocridad. Hay tal pavor a ser diferente, al
rechazo por el grupo, que se rechaza toda diferencia, todo atisbo de
individualidad. La única forma de destacar es precisamente por representar la
“normalidad” en el grado más elevado. Personalmente no puedo evitar, al echar
la vista unos pocos años atrás, sentir una mezcla de nostalgia y vergüenza.
Si
hay algo que refleje mejor esta fascinante edad y que contribuya a formar esa
idea de “normalidad” es el género –casi siempre mediocre- de colegios e institutos.
A pesar de los vergonzosos productos nacionales del mismo –telefilms y series como Compañeros, 1998; Física o Química, 2008; etc.-, lo primero que viene a la cabeza
son las americanadas del otro lado del charco -10 razones para odiarte, 1999; Hight
School Musical, 2006; Skins,
2007/2011; etc. etc.- Los elementos son rígidos: sexo, amor juvenil, padres
que no entienden, popularidad, bailes de institutos, rugby, alcohol/drogas,
profesores guays vs profesores carcas y, por supuesto animadoras. Por lo
general con estos elementos se hace una historia sobre la importancia de
encajar en el grupo, la amistad, las relaciones entre populares y marginados, los
grupos de adolescentes y su funcionamiento, el descubrimiento del gran amor, la
superación de la timidez y los cuchicheos y mecanismos del instituto.
Las ventajas de ser un marginado de Stephen
Chbosky (autor de libro y película) entra de lleno en el género por mucho que
trate de distanciarse al mostrar el otro lado, el de los freaks más molones –tampoco
es una novedad-. Para ello recurre a un adolescente traumatizado por un soso spoiler,
extremadamente introvertido que entra al instituto como un marginado y pasado
un año es todo un friki amante de la literatura y la música, con un grupo de
amigos como él: la punki (y budista), la gótica, el gay gracioso y la chica preciosa con
baja autoestima.
El mérito de Chbosy no es solo mostrar complacientemente la típica jungla del instituto de forma desenfadada gracias a su personaje desconectado de la “normalidad”. Desde luego tampoco está en subvertir el género, como podrían querer hacernos creer, pues lo sigue a rajatabla. El gran acierto de Chbosy está en hacernos volver a la adolescencia, gracias a una naturalidad sorprendente, al desenfado y al carisma de todos y cada uno de sus personajes.
Todos
somos consciente de que esos recuerdos que nosotros miramos con nostalgia y
vergüenza, y que la película rememora, son niñadas, “batallitas”; pero cuando las vivimos lo
hicimos completamente en serio, sufrimos por ellas, nos implicamos hasta las
entrañas. Queríamos ser aceptados, nos daba pavor el rechazo y nos esforzábamos
por ser normales, sufríamos por ello. Este es el gran acierto del film: retraernos
a la adolescencia, sus preocupaciones, problemas, sentimientos, sueños y
frustraciones. Gracias a él, y muy a pesar de la atmósfera de instituto (y
personajes) americanos, los adultos podrán recordar cómo fueron y porque son
como son, algunos con condescendencia, otros con sinceridad; mientras, los
adolescentes –el público al que realmente se dirige la película- verán que sin
cambiar nada hay otra forma de hacer las cosas, una forma más “alternativa” y se grabaran aún más a
fuego esos vacuos consejos de sobremesa de “sé tú mismo y todos te aceptaran”,
alguno hasta creerá en que “no somos libres de decidir nuestro pasado pero sí
nuestro futuro”. Y si no, siempre queda
aquel triste consuelo para feos: “las personas se tiran a quien se creen que
merecen”. La verdad es que parece más desmotivante que en la película.
Mi pronóstico es que Las ventajas de ser un maginado gustará a adolescentes, y a aquellos que aún recuerdan la lucha en esta edad contra la timidez, los abusos de los populares y la introversión. Puede que tenga alguna oportunidad con la crítica. Además Hermione está preciosa.
Sea
como sea, esta película sobre el descubrimiento del mundo y la mediocridad de
la adolescencia es como mínimo ligera. Encarna el vivo reflejo del instituto y
la edad en todas sus características, casi como si fuera creada por un
adolescente. Esto es realmente patente, es causa de su atractivo, y su
mediocridad.
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