jueves, 29 de noviembre de 2012

'El capital': Mover los hilos





Título original: Le Capital Director: Constantin Costa-Gavras País: Francia Guión: Costa-Gavras, Karim Boukercha, Jean-Claude Grumberg Fotografía: Eric Gautier Reparto: Gad Elmaleh, Gabriel Byrne, Liya Kebede Distribuidora: EMON Estreno: 30/11/2012


El cine de Constantin Costa-Gavras se define con frecuencia con una realización inferior al argumento. Historias de corrupción sociopolítica muy complejas, meditadas, que rozan el cine de culto ("Z", "Amén", "Arcadia"). Esta vez el director vuelve a coger la sátira por el mango partiendo de un trasfondo económico, aunque su esencia se pierde al poco de abandonar la sala.

"El capital" habla de una ficción dentro de una realidad imperceptible a nuestros ojos, tapada entre algodones en las altas esferas bancarias y que controla el dinero de millones de personas, a veces con tan funestos resultados. Es una película inteligente, madura, meditada. Jacques Torneur (Gad Elmaleh) representa el éxito precoz, los excesos y los vicios de un joven empresario al que la suerte le ha sonreído muy pronto. Ahora maneja la batuta de un gran banco que mueve fortunas y da trabajo a muchas personas. Y es en esa humanidad tapada tras los billetes donde debe fijarse antes de atender a sus caprichos de joven millonario.

Pero no es de un simple banquero lo que viste de Armani a la película. Jacques cae bien y mal. Su personaje es tan ambiguo como sus intenciones. Gavras maquilla a una especie de antihéroe que se ve atrapado en su jaula de oro mientras sus 'socios' le van dando un alpiste envenenado. Pequeñas palmaditas en la espalda cargadas de recelo y planes para usurparle el trono. Por supuesto la crisis financiera está presente en todo el film aunque de una forma implícita en la historia, sutil y con mensaje final incluido.

Sin embargo, una vez más la tara del cineasta griego recae en la forma superficial de narrar el guión, en la pretenciosa sofisticación, en la apariencia de telefilm y en unas obsesiones eróticas del protagonista que abarcan más minutos de la cuenta. Es una cinta de atractivo disfraz y mucho diálogo, de exigir demasiada atención al espectador para un tema que puede aburrirle. De engancharse o de aburrirse como las piedras en definitiva. A los que consiga atrapar no pierdan de vista otras piezas sobre la crisis como el documental "Inside Job" o los cortos de Alex Sailó.

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