viernes, 9 de noviembre de 2012

'Todo es silencio': Un quiero y no puedo




Título original: Todo es silencio Director: José Luis Cuerda País: España Guión: Manuel Rivas Música: Sergio Moure Fotografía: Hans Burman  Reparto: Quim Gutiérrez, Miguel Ángel Silvestre, Celia Freijeiro, Juan Diego Distribuidora: Tornasol Films Estreno: 09/11/2012

José Luis Cuerda es un director que demostró ser muy capaz de emocionar con un particular y poderoso sentido del drama. Lo hizo en mayúsculas con "La lengua de las mariposas" tras la mirada de un pequeño estudiante tímido, incomprendido y desafortunado de la época bélica que le toca vivir. Esta vez retoma ese dramón de pueblo, y vuelve a utilizar el recurso de la interpretación infantil en una Galicia profunda, dentro de un pueblo costero cualquiera tachado por la droga, la corrupción y el silencio. Aunque el resultado es bastante más pobre.

A la comparación de la comedia absurda de "Amanece que no es poco" con "Todo es silencio" solo habría que sustituirle 'comedia' por drama. La película empieza fuerte, con un diálogo entrañable entre cuatro niños que juegan a orillas del mar, no exentos de la inocencia, la fantasía y la picaresca de su edad. Fins el más bonachón. Su corazón late por Leda, mientras que en su casa no llega el jornal suficiente para poner un plato en la mesa. Para su padre corren tiempos de pesca difíciles y no le queda más remedio que trabajar limpiando barriles. Es entonces cuando conoce al hacedor del pueblo, un personaje vil, fanfarrón y con más cuento que calleja. El crío comienza a verse atraído por el dinero fácil que producen los tejemanejes de ese hombre dicharachero de traje y sombrero, hasta que un repentino suceso le obliga a escapar del pueblo durante veinte largos años.


Es a la vuelta a sus raíces cuando la película comienza a tambalearse y el drama empieza a perder fuelle. Quizás sea esa escasa credibilidad del diálogo, cuestionable quizás por una elección del reparto que enfrenta a Quim Gutiérrez con Miguel Ángel Silvestre, o esa manera tan superficial de contar una historia tan oscura, como es la corrupción de una droga que llega en lanchas y que pudre la fama de la localidad. Es una historia de personajes, cada uno con sus vicios y virtudes y con el silencio imperado de fondo. Silencio ante el miedo de contar el crimen de la esquina, por conocer chismes vecinales que no se pueden revelar y por una falta aparente de libertad que empuja sus pechos contra la marea.

El problema surge cuando entre medias de una trama central se anudan pequeños hilos argumentales que acaban por tejer un argumento tan difícil de desenredar como un nudo marinero. Pasa una hora entera desde que Fins vuelve a su tierra y todavía no se ha desvelado qué pretende el guión, el por qué, el cómo. Y aún se desempaña más con el tópico del amor imposible que el espectador se sabe de memoria y que colapsa más minutos de la cuenta. Celia Freijeiro es preciosa y su interpretación convence pero el comportamiento de su personaje es innecesariamente estúpido hasta casi el final, cuando ya es demasiado tarde.

"Todo es silencio" quiere hablar de mucho y se queda con muy poco. Su intención es buena y el drama está servido, pero el resultado se cae por la borda. Lo poco que queda entre las redes es el pequeño pero inolvidable papel de Luis Zahera como padre currante. ¡Máis traballo pra este actor carallo!

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