lunes, 31 de diciembre de 2012

Lista: Lo mejor de 2012

2012 ha sido un año interesante, abundante y completo parala industria del celuloide. Como siempre ha habido peñazos, desastres, blockbusters desaprovechados... pero sobre todo buen cine y un morbo especial de cara a las próximas estatuillas doradas.

A falta de ver las últimas promesas de alto standing que han esperado a enero para llegar a las pantallas -como Django Unchained, Amour o Lincoln-, estas son mis diez favoritas:

Aclaración: Salvo 'The Master' todas son películas estrenadas en 2012 en España, por lo que algunas ya participaron en la última edición de los premios Óscar.

10 - The Master (Paul Thomas Anderson)


Décimo lugar y por los pelos para la nueva película de P. T. Anderson. El brillante director ha sido capaz de crear maravillas inolvidables como Magnolia o Pozos de ambición, años después de describir el drama del cine porno con Boogie Nights y todas ellas con el beneplácito general de la crítica.

Su excelente capacidad narrativa dada su juventud ha sido suficiente para llegar a convertirse en el niño mimado de Hollywood. The Master demuestra ese afán por escandalizar al público al adentrarse en una secta tan misteriosa como tenebrosa llamada Cienciología. Es un film explícito y desagradable por momentos, hipnótico, complejo, tenso. Huele a Óscar la excéntrica interpretación de Joaquin Phoenix como ese soldado con secuelas, 'captado' hacia los adentros de la iglesia en los años 50. Pero su ausencia como nominada en los Globo de Oro a mejor película dramática dice mucho. Algo le falta. Prometía mucho pero el resultado se queda bastante hueco para la magnitud de la trama.

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9 - Shame (Steve McQueen)


Quizás la cinta más sincera y desgarradora que se haya hecho sobre el vicio y la obsesión por el sexo. Shame despoja de toda superficialidad a Michael Fassbender para traspasar la barrera de la desnudez sin resultar gratuitamente obscena en ningún momento.

La vergüenza que describe Steve McQueen es el mismo vacío del alma que el protagonista intenta rellenar a base de citas de una noche, de experimentar el morbo hasta que la desesperación llama a la puerta. Muy recomendable ver también Hunger, la ópera prima de un director que va a dar mucho que hablar.


8 - El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan)


Quizás me juegue el honor y el pescuezo incluyendo la tercera de Batman en la lista. Está bien, no cabe duda de que esta entrega está bastante lejos de la cinta del Joker, magistralmente interpretado por Heath Ledger. Y vale, el villano Bane no le llega ni a la altura del maquillaje pero, ¿qué esperabais?

Creo que Christopher Nolan ha hecho un notable esfuerzo por mantener en alzas el espíritu de su trilogía. Y lo ha conseguido gracias a mostrarnos a un Batman frágil, humano y con un sentido de lucha y superación nunca visto hasta ahora, sin contar a la joyita de Catwoman. The Dark Knight Rises sumerge en oscuridad perenne las calles de una Gotham que además ha dado la espalda al héroe murciélago. Y sus casi tres horas de duración son más que soportables. Desde luego mucho más que las de El hobbit (que no vereis en este decálogo).

7 - Los vengadores (Joss Whedon) 


No podía faltar. Sin ser ningún fanboy de Marvel hay que reconocer que el puzzle de superhéroes que ha reconstruido Joss Whedon se queda a años luz de muchas entregas de la casa de cómics que año tras año sobrevuelan Hollywood.

Ya sea por unos efectos especiales de infarto, o por la solidez del guión, o por los tremendos planos secuencia aéreos que engrandecen este gigantesco blockbuster, The Avengers deja con un grado de satisfacción difícil de reemplazar por ninguna marveliana. A lo lejos (2015) queda la secuela de esta reunión de superhéroes que tanto se ha hecho esperar. Habrá que seguir mirando con atención los títulos de crédito...


6 - Moonrise Kingdom (Wes Anderson)


A estas alturas ya es indiscutible que el bueno de Wes Anderson tiene algo especial que hace adorar o despreciar su cine. Sin medias tintas. Personalmente me sitúo al lado de la indiferencia absoluta hacia títulos como Viaje a Darjeeling o Academia Rushmore, aunque reconozco que disfruté como un crío con Los Tenenbaums.

Pero esta poesía de amor sin barreras en la infancia ha roto más de un corazoncito, incluido el mío. Su excelente reparto (Bruce Willis, Edward Norton, Frances McDormand...) tan solo sirve para envolver una dulce historia de pequeños héroes incomprendidos, de fugarse a la aventura sin importar lo que dejas detrás. Y lo hace a base de una comedia implícita que termina por conmover.  El cine pide cada vez más historias del tejano. Que lleguen pronto.

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5 - La invención de Hugo (Martin Scorsese)


Estrenada en España en febrero de 2012 la última perla de Martin Scorsese ya participó en los Oscars de la pasada edición, en la que solo logró cinco premios técnicos. Pero Hugo es mucho más que un cuento en tres dimensiones. Es todo un homenaje a los orígenes del cine desde sus propias raíces. Es el agradecimiento de un gran cinéfilo a padres del séptimo arte como Georges Meliès, el mágico cineasta de principios del siglo XX, pionero del montaje y el efectismo visual a mediante obras como Viaje a la Luna (1902) o Viaje a través de lo imposible (1904).
Los pequeños protagonistas de esta aventura aportan inocencia e ilusión, el asombro ante un mundo de fantasía llamado Cine que se encuentran de repente y les deja fascinados. 


4 - Skyfall (Sam Mendes)


Venga, admítelo. Te lo has pasado pipa viendo la última de James Bond y lo sabes. El hecho de que la 23ª entrega de la saga la dirigiera Sam Mendes, director de esa obra maestra llamada American Beauty, obligaba a verla con mil ojos y sobre todo a olvidar la desastrosa Quantum of Solace. Borrón y cuenta nueva. Bond está de aniversario -la saga cumple medio siglo- y ahora le toca explorarse a sí mismo, rebuscar en sus orígenes y quitarse los males de encima con menos recursos que nunca.

El resultado es más que notable. Después de borrar del mapa al agente en la frenética primera escena y de que Adele entone su poderoso Skyfall, el espectador se queda sencillamente hipnotizado. Es solo el principio de un guión pirotécnico exento del glamour y la remilgada elegancia que ha engalanado al Bond más clásico. Esta vez la trama es más peligrosa, más oscura, más brillante. Bardem hace el resto.

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3 - El artista y la modelo (Fernando Trueba)


Es indiscutible que Lo imposible de Bayona se va a hinchar a Goyas. La apocalíptica americanada, como muchos la han definido, ha roto todos los récords en taquilla española con una recaudación de más de 27 millones al término de 2012. Pero no solo de Torrentes y superproducciones beben los años recientes del cine español.

A veces se dejan caer algunas gotas de puro cine como las que Fernando Trueba derrama en su última escultura filmada en blanco y negro. Como el mismo director de Belle époque , es la historia de un hombre que ve cercano el final de la vida y de su encuentro con una joven que acaba de empezar a vivir. Un relato que nace con la idea de retratar al artista en el momento mismo de la creación, sobre su búsqueda de la belleza perfecta. La belleza de una película tallada con austeridad, cincel y lirismo.

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2 - Los descendientes (Alexander Payne)


Al igual que Hugo, esta hermosa película se estrenó poco antes de la 84ª edición de los Oscar, donde Alexander Payne obtuvo la estatuilla como mejor guión adaptado. No era para menos. The descendants es una tragicomedia cargada de humanidad y moral, una historia de amor,  desamor y celos en medio de las mayores dificultades de un hombre espléndidamente interpretado por George Clooney.

Es un padre de familia que debe afrontar el fatal accidente de su mujer sin desequilibrar el estado de ánimo de sus hijos, y sin dejar correr a su suerte la valiosa herencia conyugal. Entre esos hijos cabe destacar a la primogénita, escondida bajo de la piel de esa nueva promesa llamada Shailene Woodley. Y que no os engañen los trailers. La música y los escenarios hawaianos son una delicia caribeña que no esconden el drama de los personajes, sino que lo hace aún más llevadero y magnético. Es una película para sacar a pasear las lágrimas sin ser lacrimógena. La emoción es espontánea, se funde con la sonrisa al ver a esos pequeños crecer en medio de un caos familiar. Al verles seguir adelante.

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1 - Frankenweenie (Tim Burton)


Pocos burtonianos alabaron el mediometraje homónimo del que se ha basado Tim para realizar este mayúsculo film de animación en blanco y negro, que sin duda apunta a ser candidato a la mejor peli animada. La historia de un chucho resucitado por su inteligente dueño acaba siendo una divertida y majestuosa película de monstruos en toda regla.

Y al igual que su canino protagonista al director le venía bien un poco de electricidad para resucitar y quitarse el polvo de las polémicas Alicia en el país de las maravillas o Dark Shadows. Frankenweenie es algo más que gamberra y encantadora. Es imprescindible.

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miércoles, 19 de diciembre de 2012

'Rompe Ralph': Los videojuegos cobran vida




Título original: Wreck-It Ralph Director: Rich Moore País: EE.UU 
Guión: Phil Johnston Música: Henry Jackman Distribuidora: Disney Estreno: 25/12/2012

Poco, muy poco cine se ha hecho sobre esa forma de entretenimiento tan extendida y diversificada llamada videojuego, adaptaciones aparte. Una industria hoy en día ya más que consagrada y que nació hace nada menos que 40 años desde que surgieron los primeros juegos arcaicos como Spacewar! o Pong. Lo que primero fue una bola pasando de un lado a otro de la pantalla ha derivado en múltiples géneros capaces de alimentar la imaginación y la lista de deseos de varias generaciones de niños (y no tan niños) hasta el actual universo de gráficos y escenarios hiperealistas. Rompe Ralph nace en un intento de homenajear a ese mundo desde dentro, de mostrarnos una ficción detrás de las propia ficción de las máquinas recreativas que tantas horas nos hizo pasar a muchos... y el experimento no solo funciona sino que divierte y emociona.

'Infancia clandestina': Amor imposible entre pasaportes falsos



Título original: Infancia clandestina Director: Benjamín Ávila País: Argentina Guión: Benjamín Ávila, Marcelo Müller Música: Marta Roca, Pedro Onetto Fotografía: Iván Gierasinchuk Reparto: Ernesto Alterio, Teo Gutiérrez, Natalia Oreiro, César Troncoso Distribuidora: Wanda Estreno: 21/12/2012
                                                            
La guerra sucia de Argentina es quizás uno de los capítulos más tristes, amargos y violentos que han empañado la historia moderna de Suramérica. Entre el inicio de 1970 y la instauración de la democracia en 1983, el país sufrió un régimen de represión ilegal, tortura, desaparición masiva de civiles y manipulación informativa entre otras formas de terrorismo de estado. No en vano cerca de 30.000 personas desaparecerían a manos de las fuerzas represoras, aunque la lista oficial cuenta con 13.000 según el diario argentino Clarín.

Infancia clandestina se traslada a esos oscuros comienzos de los 70 para contar la historia de una familia en contra del ejército paramilitar que había impuesto su dictadura. Una pareja guerrillera, valiente, pero por desgracia reprimida y obligada a esconderse entre guaridas y pasaportes falsos. Lo hace a través de la inocente mirada de su hijo Juan, un niño de 12 años harto de vivir refugiado y de mentir sobre su identidad en la escuela. Ha heredado el coraje de su padre y de su madre pero no acepta no poder llevar una vida normal ni ver cómo su familia se juega la vida por un discurso político que él no comprende.


No pasan muchos minutos para darse cuenta de que lo más destacable del film es la interpretación del tío Beto. Ernesto Alterio flota muy por encima de una historia algo seca, ñoña y poco desaprovechada para las circunstancias que intenta describir. El cuento del amor imposible en la infancia, del primer beso, de la rabieta preadolescente está muy visto pero no por ello quiere decir que no se pueda utilizar en otro tipo de guiones. Aquí no encaja. Falta más tensión, más riesgo, más violencia... Algo que haga al espectador creerse que detrás de ese amorío a escondidas hay una auténtica persecución a tiros. La carencia es evidente con tanta animación y juego visual para evitar la acción a toda costa.

Fuera de estos parámetros, hay que reconocer sin embargo el buen papel que desempeña el pequeño Teo Gutiérrez. Es difícil no verse identificado con ese niño cuando su mirada se obsesiona con el rostro más bello de la clase, cuando el deseo se antepone al complejo y las mariposas devoran el estómago. Ante esto ninguna guerra sirve como excusa. Juan luchará por conquistarla con la ayuda de su tío mientras su incomprensión por el drama familiar roza la desesperación.

El resultado final es el aprobado con margen. Toda la pirotecnia del principio se desvanece a medida que la historieta de amor y la palabrería patriótica colapsan la historia y al terminar la película solo quedan un par de escenas difíciles de retener. Con todo Argentina ha apostado muy fuerte por ella y no sería raro verla nominada (y hasta premiada) en los Goya.

martes, 11 de diciembre de 2012

Crítica 'El hobbit: Un viaje inesperado' - La larga precuela de una ¿corta? trilogía




Título original: The Hobbit: An Unexpected Journey Director: Peter Jackson País: Estados Unidos Guión: Philippa Boyens, Peter Jackson, Fran Walsh, Guillermo del Toro Música: Howard Shore Fotografía: Andrew Lesnie Reparto: Martin Freeman, Ian McKellen, Richard Armitage, Hugo Weaving, Andy Serkis Distribuidora: Warner Estreno: 14/12/2012


MAGNÍFICA ACCIÓN ENTRE BOSTEZOS

Ya está aquí. Después de años de espera y de haberse vertido enciclopedias de rumores, datos de producción, de rodaje y de cifras astronómicas para un presupuesto nunca antes visto (ronda los 300 millones de dólares por entrega), 'El hobbit' llega a las pantallas dispuesto a devorar a la audiencia cual dragón hambriento de monedas de oro.

Vista la primera parte hay que reconocer que aunque visualmente es impresionante la obra de J. R. R. Tolkien merecía una adaptación más corta y mejor narrada. Es cierto que la entrega en tres largos capítulos lleva muchos meses anunciada, pero uno no se da verdadera cuenta del despropósito hasta que lo ve. El buen sabor de boca que deja el último tercio de 'Un viaje inesperado' no salva el descalabro tedioso del prólogo, tan innecesariamente alargado como infantiloide. Sí es cierto que la novela no es precisamente un texto para eruditos pero el cine infantil quizás se deja entrever durante la primera somnolienta hora, tan solo rescatable por las escenas musicales. Gandalf aparece de repente y la explicación de por qué el hobbit ha de tomar tan arriesgada aventura queda muy pillada por los pelos, si es que alguien la encuentra.


En el momento en que Bilbo & cía se adentran en la espesura del bosque -mitad de película ya- comienzan a aparecer las primeras situaciones de lo que podría llamarse acción. Trolls, orcos, trasgos y demás criaturas oscuras dificultan el camino a los enanos hacia su lejano destino y esto da lugar a escenas muy curradas y con un tono cada vez más violento. Esta progresión va en paralelo al encanto que Peter Jackson intenta crear en torno a los personajes y al entorno. Para ello se vale de pequeñas dosis de humor y diálogos livianos con una intención clara de amenizar el ritmo, pero que acaban echando por la borda la paciencia del espectador por momentos. Como si a la tempestad le viniera la calma continuamente, sin una estructura definida y sencilla de seguir. Aunque es preciso volver a hacer hincapié en lo logradas que están las batallas junto a la batuta de Howard Shore. Crean una vorágine de auténtico caos capaz de hacer pensar que en cualquier momento algunos de los simpáticos enanos la pueda palmar, y aquí los efectos especiales son bienvenidos (mucho ojo a la tremenda escena de de los gigantes de piedra).

La interpretación de Martin Freeman es correcta y el disfraz de hobbit le sienta tan bien como la personalidad de Bilbo, miedosa pero con una bravura innata escondida en sus entrañas. Ian McKellen vuelve a bordar su rol de mago y el aspecto de los enanos es tan grotesco como encantador. La gracia y la forma de actuar y de combatir que aporta cada uno hace del conjunto una recreación de los bajitos personajes digna de mención.


Lástima que esas interpretaciones y la comentada frenética acción queden absorbidos por completo con el 3D (a falta de verla a 48 fps). No dejo de pensar que si esta tecnología sigue en aumento va a acabar por arruinar la profundidad de los buenos guiones... Tanto artificio virtual provoca que el espectador se concentre solo en lo efímero de la escena y no le deje fijarse en los pequeños detalles que harían de esta película un cuadro tan hermoso como el de su precedente trilogía. Se echa bastante de menos por tanto la naturaleza virginal de los verdes e inmensos escenarios neozelandeses, que aunque vuelve a estar presente parece estarlo más en forma de videojuego que de cine.

Una pena, porque la novela es digna de algo más envolvente, condensado y sobre todo bien narrado. Pocas veces el cuentakilómetros de las trilogías de masas ha podido correr sin problemas con el beneplácito general de la audiencia, rescatando 'El padrino' 'Star Wars (IV, V, VI)' y 'El señor de los anillos'. Esta vez Jackson se ha pasado de la raya y lo demuestra mezclando el cachondeo con la dilatación cargante de los combates. Más minutos no tienen por qué significar más calidad y lo hemos visto decenas de veces, sobre todo con el experimento exótico de James Cameron que bautizó las malditas gafas.

En definitiva, mejor no imaginar qué se le ocurrirá a Peter Jackson para rellenar otras seis horas de (ya limitada) aventura, ahora que se ha comido la mitad del libro. Es un buen cineasta que ha demostrado amar la obra de Tolkien y está poniendo toda la carne en el asador para darle forma a la adaptación sin guardarse nada, pero olvida que detrás de ese trabajo hay miles de lectores que no piden que les crezcan las uñas mirando una pantalla. Cada formato ha de atenerse a sus límites, y Jackson los está rebasando.

lunes, 10 de diciembre de 2012

'Mi vida': Michael Haneke al desnudo

Buceando en Filmaffinity he encontrado una pequeña joya en forma de documental. Ni más ni menos que una cinta sobre la lustre figura del consagrado Michael Haneke. En él el director austríaco explica sus métodos de trabajo, sus inquietudes existenciales y cómo convierte una idea por despiadada que sea en puro cine.

La pieza explora cada una de sus películas de forma cronológica hasta La cinta blanca -si no has visto alguna recomiendo que la pases- con escenas de rodajes y entrevistas a varios de los principales actores que les ha dado forma (Juliette Binoche, Ulrik Tukur, Susanne Lothar...) entre diverso material biográfico desde su infancia hasta ahora. Los escasos 50 minutos que dura inducen a pensar que se han dejado mucho por el camino. Algún día se hará un buen y largo documental sobre este druida tan querido y respetado en Cannes, tan sabio, tan divertido, moderno e interesante.

Pero bienvenido sea el aperitivo:




Ficha en Filmaffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film735602.html

Ficha en IMDbhttp://www.imdb.com/title/tt1619720/


jueves, 6 de diciembre de 2012

'Operación E': Daños colaterales






Título original: Operación E Director: Miguel Courtois País: España Guión: Antonio Onetti Fotografía: Yosu Inchaustegui Reparto: Luis Tosar, Martina García Distribuidora: DeAPlaneta Estreno: 07/12/2012

El cine sociopolítico puede ser tan abrasivo como una sopa ardiendo o tan insulso como un descafeinado frío. Cuando Miguel Courtois rodó su ópera prima El lobo, abrió una especie de cicatriz en un tema que todavía en 2004 seguía siendo tabú, al menos cinematográficamente hablando. Nunca antes se había estrenado una película sobre la banda terrorista ETA desde un lado tan crudo y desgarrador y sobre todo entretenido, sin rebosar el vaso de la palabrería panfletaria o de la violencia gratuita.

Con Gal volvió a demostrar su persecución por el cine de denuncia y su interés por la otra cara del terrorismo. 'Operación E' rescata esa esencia y cruza el charco hasta Colombia, un país latino cuasi tercermundista sumido en una larga guerra en la que los terroristas de las FARC y el gobierno llevan salpicando sangre desde hace ya 40 años. Courtais se vale del capítulo más negro de la vida de un hombre que le costó muchos años de cárcel y la pérdida de su familia, un daño colateral de virulenta contienda que le afecta de lleno de la noche a la mañana.


A finales de 2007,el ejército rebelde colombiano anunció la liberación de Consuelo González de Perdomo, Clara Rojas y un niño de tres años, Emmanuelle, que ésta dio a luz durante sus seis años de cautiverio. El bebé le fue entregado a José Crisanto, un campesino que aunque ya tenía cinco hijos a su cargo no tuvo más remedio que acogerle. Estaba enfermo y tenía un brazo roto, y su vida corría un serio peligro entre los escasos recursos de la selva colombiana. Es tras un año de cuidados insuficientes cuando José decide llevarle al hospital, y en vista de las heridas que los médicos le observan deciden retirarle la custodia. La historia de cómo tuvo que recuperar a Emmanuelle y cómo se vio amenazado entre los guerrilleras y el gobierno es el eje de una historia tensa, frenética y sin duda interesante. Ahora bien, ¿se puede hablar de una película sobre las FARC?

Hay que reconocer que Luis Tosar borda su papel como José. En él recae el gran peso del guión y es en eso precisamente de lo que peca un poco el film. La visión del país resulta cuánto menos simplista y algo pillada por los pelos para la inmensidad del problema. La complejidad de paramilitares, ejército y cárteles de la droga (solapándose estos roles a menudo) apenas queda mencionada de pasada. Sí plasma la división de las unidades guerrilleras y la independencia de ellas, aunque el intento se queda en mera anécdota. Hay escenas muy logradas y emotivas sobre todo al principio y al final, pero el nudo de la película es continuamente Tosar para arriba, Tosar para abajo, Tosar corriendo, Tosar mintiendo, Tosar suplicando... Ni siquiera su magnífica recreación del acento colombiano ni los verdaderos peligros a los que se enfrenta salvan al espectador del aburrimiento en algunos momentos. Con todo, el resultado se deja ver y transmite una lección humana que pocas películas ofrecen. A veces viene bien mirar el drama una persona para sentirse afortunado de poseer las cosas que no valoramos, y Operación E lo consigue.

martes, 4 de diciembre de 2012

'Django Unchained': primeras reacciones



Apenas falta un mes y medio para que lo nuevo de Tarantino llegue a las pantallas y ya comienzan a aparecer las primeras opiniones. Por lo que desvelan algunos críticos afortunados y gente del mundillo que han podido verla parece que Django Unchained -estreno en España el 25 de enero- ha suscitado buenas reacciones. Tanto que hasta la ven como una firme candidata a las preciadas estatuillas.

La castellanizada como Django desencadenado nos contará la historia de un esclavo (Jamie Foxx) que debe ayudar a un cazarrecompensas (Christoph Waltz) a atrapar a unos asesinos a cambio de su libertad. Así se convierte en un ¿despiadado? pistolero en mitad de la Guerra Civil Americana, al parecer con historia de amor de por medio.

"Un spaghetti western brutalmente divertido que hace con el mundo de los negocios lo mismo que Malditos bastardos hizo con el de la guerra. La mejor película estadounidense de 2012". (David Ehriich, Criterion Corner).

"Django... ha sido alucinante. DiCaprio se sale, te rompe los esquemas". (Rian Johnson, director de Looper).

"Acabo de ver, básicamente, un homenaje de tres horas a [la parodia western de Mel Brooks] Sillas de montar calientes". (Lou Lumenick, jefe de la sección del cine del New York Post) (Lou Lumenick, jefe de la sección del New York Post).

"Bueno, Django desencadenado es jodidamente increíble. Ostia, tío. Lo mejor. Tarantino es el rey". (Eric Appel, director y guionista).


"Christoph Waltz es un actor extraordinario: realmente se come la película. (...) Un gran filme: muy sangriento, pero también muy divertido. La clase de película que te hace reír con cosas de las cuales normalmente no te reirías en absoluto". (Julie Seureau, directora creativa de Columbia Pictures).
"Es increíble. Y esto no es sólo un alarde en plan "yo la ví primero". Tiene ya un pie en la nominación a Mejor Película. (...) Cuatro horas después de verla, mi padre y yo seguíamos hablando de ella. Christoph Waltz puede apostar por una nueva nominación gracias a Tarantino". (Joshua Cordes, técnico de efectos especiales -Los Vengadores, Avatar, El curioso caso de Benjamin Button). 
"Desde el comienzo hasta el final, Django se mete al público en el bolsillo. Ingeniosamente divertida, gran acción, grandes diálogos. ¡Definitivamente, una competidora para los Oscar! (...) Respecto a las interpretaciones, a la altura de lo que esperas de una película de QT: fantásticas. Dura dos horas y 40 minutos, y se me hizo corta". (Jeff Goldsmith, Backstory.net).
"La primera película de Tarantino como miembro del Sindicato es divertida, demencial, violenta, extremadamente entretenida. Adoro a Christoph Waltz. Don Johnson debería hacer más películas: Waltz y él están geniales juntos". (D-Dub, espectador).
Fuente: Cinemanía
No lo vamos a negar. Los trailers que Tarantino nos ha ido dando a cuentagotas están cargados de pirotecnia, violencia e incluso comedia, lo que puede servir en bandeja un buen western 'tarantinizado'. El hambre de más papeles que dejó Waltz a los espectadores tras Malditos Bastardos hace que sea uno de los principales atractivos de la cinta, sin contar con un Eli Roth borrado del mapa y la poderosa voz de Johnny Cash. Mis mayores dudas recaen en la elección de Jamie Foxx en el papel principal y en esa misteriosa aparición de Franco Nero, protagonista del Django de 1966. Y sí, merece la pena disfrutar del spaghetti western de Corbucci aunque sea a modo de aperitivo, ya que quizás no solo compartan canción principal...


jueves, 29 de noviembre de 2012

'El capital': Mover los hilos





Título original: Le Capital Director: Constantin Costa-Gavras País: Francia Guión: Costa-Gavras, Karim Boukercha, Jean-Claude Grumberg Fotografía: Eric Gautier Reparto: Gad Elmaleh, Gabriel Byrne, Liya Kebede Distribuidora: EMON Estreno: 30/11/2012


El cine de Constantin Costa-Gavras se define con frecuencia con una realización inferior al argumento. Historias de corrupción sociopolítica muy complejas, meditadas, que rozan el cine de culto ("Z", "Amén", "Arcadia"). Esta vez el director vuelve a coger la sátira por el mango partiendo de un trasfondo económico, aunque su esencia se pierde al poco de abandonar la sala.

"El capital" habla de una ficción dentro de una realidad imperceptible a nuestros ojos, tapada entre algodones en las altas esferas bancarias y que controla el dinero de millones de personas, a veces con tan funestos resultados. Es una película inteligente, madura, meditada. Jacques Torneur (Gad Elmaleh) representa el éxito precoz, los excesos y los vicios de un joven empresario al que la suerte le ha sonreído muy pronto. Ahora maneja la batuta de un gran banco que mueve fortunas y da trabajo a muchas personas. Y es en esa humanidad tapada tras los billetes donde debe fijarse antes de atender a sus caprichos de joven millonario.

Pero no es de un simple banquero lo que viste de Armani a la película. Jacques cae bien y mal. Su personaje es tan ambiguo como sus intenciones. Gavras maquilla a una especie de antihéroe que se ve atrapado en su jaula de oro mientras sus 'socios' le van dando un alpiste envenenado. Pequeñas palmaditas en la espalda cargadas de recelo y planes para usurparle el trono. Por supuesto la crisis financiera está presente en todo el film aunque de una forma implícita en la historia, sutil y con mensaje final incluido.

Sin embargo, una vez más la tara del cineasta griego recae en la forma superficial de narrar el guión, en la pretenciosa sofisticación, en la apariencia de telefilm y en unas obsesiones eróticas del protagonista que abarcan más minutos de la cuenta. Es una cinta de atractivo disfraz y mucho diálogo, de exigir demasiada atención al espectador para un tema que puede aburrirle. De engancharse o de aburrirse como las piedras en definitiva. A los que consiga atrapar no pierdan de vista otras piezas sobre la crisis como el documental "Inside Job" o los cortos de Alex Sailó.

martes, 13 de noviembre de 2012

'El festín de Babette': Delicatessen danés




CRÍTICA DE 'EL FESTÍN DE BABETTE' (1987)
País: Dinamarca
Director: Gabriel Axel



Veinticinco años pasan rápido si se hacen disfrutando de los exóticos manjares que saborean los comensales de esta entrañable y exquisita cinta. En 1987, Gabriel Axel se bañó de oro con un Oscar a la mejor película extranjera por "El festín de Babette", una comedia lírica ambientada en la Dinamarca del siglo XIX. Ese año también estuvo nominada "Adiós muchachos" de Louis Malle y, como curiosidad, "Asignatura aprobada" de José Luis Garci.

Y no es para menos que la nórdica se llevara el botín. Esta delicatessen protagonizada por inocentes pueblerinos es una de esas películas que por mucho tiempo que pase no envejecen. Quizás sea la poesía que la envuelve, la cómica peculiaridad de los personajes, los emocionantes diálogos, los amores imposibles y sobre todo, la delicada forma de narrar el paso del tiempo lo que la magnifica y hace perdurar.

Corren mediados de centuria y un militar del ejército francés es enviado a Jutlandia, una localidad agrícola danesa como reflexión por su inmaduro comportamiento. Lo que en principio le parecería un pueblo lleno de moscas, sin alma ni vida, acaba por cautivarle por completo, romance de por medio. Hasta que por devenires del destino debe abandonar la aldea. Misma fortuna corre un cantante de ópera que decide retirarse una temporada en busca de paz y aire puro. Es de esta forma tan humana y aparentemente desintencionada como el espectador se hace dependiente del pueblo, de sus vastos campos, de su naturaleza y de la camaradería que presiden sus habitantes. Pasan los años y las dos damas que en su día encandilaron a los apuestos nobles ya son dos ancianas relegadas al luto y a las tareas de casa. De pronto un día suena la puerta y aparece una extraña, Babette, una mujer que huye de un París en guerra y dispuesta a lo que sea por hallar techo y cobijo pacífico.

La forma en que conectan con esta mujer, experta cocinera y ardua trabajadora, les atrapa de tal forma que pasada una década no se imaginan una vida sin ella, hasta que sus innovaciones hosteleras ponen en peligro la calma espiritual de los pueblerinos. Así empieza un festín de cacerolas, vino, postres y cine que el espectador saborea en su paladar y surge la sonrisa, la melancolía, la nostalgia, la lágrima. El mensaje implícito de la austeridad huele a una sutil crítica a los lujos y vicios de las grandes ciudades, a un canto a la felicidad en lugares tan remotos y agrícolas como esta villa, religiosa y tradicionalista como ninguna. La felicidad bajo la amargura.

viernes, 9 de noviembre de 2012

'Holy Motors': Inclasificable belleza de lo absurdo




Título original: Holy Motors Director: Leos Carax País: Francia Guión: Leos Carax Música: Neil Hannon Fotografía: Yves Cape, Caroline Champetier  Reparto: Denis Lavant, Edith Scob, Michel Piccoli  Distribuidora: Avalon Films Estreno: 16/11/2012


'Holy Motors' representa la ambigüedad de un director bipolar, inquieto, atrevido. El disparate roza el drama de todo lo que ocurre en el interior de la limusina donde el Señor Oscar (Denis Lavant) se cambia de disfraz desde el amanecer hasta la noche. Su camaleónica personalidad le transforma de un aparente hombre de negocios a una anciana, a un vagabundo zampaflores, a un killer, a un padre de familia... Son situaciones abstractas con una intención desconocida, cada cual más bizarra y absurda y vacías de un significado concreto. Por la contra muy bien narrados y con una extraña tensión poética que atrapa si vas con la batería bien cargada de paciencia... y dispuesto a quemar  muchas neuronas.

Da la impresión de que Carax juega con el público para que este eche la imaginación a volar y saque sus propias conclusiones sobre quién es ese extraño hombrecillo, cuál es su cometido, por qué tiene que pasar por todos esos grotescos estados y con qué sentido. El resultado es un cuadro tan bello como horroroso, con una metáfora implícita que termina en una interpretación hueca, sencilla de olvidar. Ni siquiera la bella y frágil Eva Mendes resucita el esperpento. No es ciencia ficción. No es fantasía. Es puro cine experimental inclasificable, que cojea precisamente por ser pretenciosamente lírico y bizarro. 


Aún superando los prejuicios, es difícil canalizar la semejante retahíla de burdos disparates que suceden en casi dos largas horas, acompañados además de diálogos vacuos y encriptados en un misterio que no se resuelve. Resulta absurda, entrópica, anárquica. Inevitable aburrimiento. Tanta paradoja sobre la identidad en tiempos de crisis alarga innecesariamente una cinta ya de por sí densa, y cuando llega el desenlace poco se tarda en pensar que lo que pudo haber sido una interesante distopía acaba por ser un mero bacile transgresor.

Sin embargo, puede que bajo el velo de monstruosidad que abriga al protagonista se esconda una hermosura sutil, culpable de una sensación agridulce de lástima por su búsqueda de humanidad en vano. Quizás sea en ese elemento de resuélvelo-tu-mismo donde puede refugiarse la genialidad de Carax. Sea cual sea su intención y el esfuerzo que le haya dado el espectador para intentar comprenderle, su experimento provoca tantos estados de ánimo que al final uno no sabe si odiarle, aplaudirle o reírse de él. El jeroglífico está servido. 

'Todo es silencio': Un quiero y no puedo




Título original: Todo es silencio Director: José Luis Cuerda País: España Guión: Manuel Rivas Música: Sergio Moure Fotografía: Hans Burman  Reparto: Quim Gutiérrez, Miguel Ángel Silvestre, Celia Freijeiro, Juan Diego Distribuidora: Tornasol Films Estreno: 09/11/2012

José Luis Cuerda es un director que demostró ser muy capaz de emocionar con un particular y poderoso sentido del drama. Lo hizo en mayúsculas con "La lengua de las mariposas" tras la mirada de un pequeño estudiante tímido, incomprendido y desafortunado de la época bélica que le toca vivir. Esta vez retoma ese dramón de pueblo, y vuelve a utilizar el recurso de la interpretación infantil en una Galicia profunda, dentro de un pueblo costero cualquiera tachado por la droga, la corrupción y el silencio. Aunque el resultado es bastante más pobre.

A la comparación de la comedia absurda de "Amanece que no es poco" con "Todo es silencio" solo habría que sustituirle 'comedia' por drama. La película empieza fuerte, con un diálogo entrañable entre cuatro niños que juegan a orillas del mar, no exentos de la inocencia, la fantasía y la picaresca de su edad. Fins el más bonachón. Su corazón late por Leda, mientras que en su casa no llega el jornal suficiente para poner un plato en la mesa. Para su padre corren tiempos de pesca difíciles y no le queda más remedio que trabajar limpiando barriles. Es entonces cuando conoce al hacedor del pueblo, un personaje vil, fanfarrón y con más cuento que calleja. El crío comienza a verse atraído por el dinero fácil que producen los tejemanejes de ese hombre dicharachero de traje y sombrero, hasta que un repentino suceso le obliga a escapar del pueblo durante veinte largos años.


Es a la vuelta a sus raíces cuando la película comienza a tambalearse y el drama empieza a perder fuelle. Quizás sea esa escasa credibilidad del diálogo, cuestionable quizás por una elección del reparto que enfrenta a Quim Gutiérrez con Miguel Ángel Silvestre, o esa manera tan superficial de contar una historia tan oscura, como es la corrupción de una droga que llega en lanchas y que pudre la fama de la localidad. Es una historia de personajes, cada uno con sus vicios y virtudes y con el silencio imperado de fondo. Silencio ante el miedo de contar el crimen de la esquina, por conocer chismes vecinales que no se pueden revelar y por una falta aparente de libertad que empuja sus pechos contra la marea.

El problema surge cuando entre medias de una trama central se anudan pequeños hilos argumentales que acaban por tejer un argumento tan difícil de desenredar como un nudo marinero. Pasa una hora entera desde que Fins vuelve a su tierra y todavía no se ha desvelado qué pretende el guión, el por qué, el cómo. Y aún se desempaña más con el tópico del amor imposible que el espectador se sabe de memoria y que colapsa más minutos de la cuenta. Celia Freijeiro es preciosa y su interpretación convence pero el comportamiento de su personaje es innecesariamente estúpido hasta casi el final, cuando ya es demasiado tarde.

"Todo es silencio" quiere hablar de mucho y se queda con muy poco. Su intención es buena y el drama está servido, pero el resultado se cae por la borda. Lo poco que queda entre las redes es el pequeño pero inolvidable papel de Luis Zahera como padre currante. ¡Máis traballo pra este actor carallo!

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Se puede sentir pena por un zombi?




CRÍTICA DE 'FIDO' (2006)
País: Canadá
Director: Andrew Currie

Desde que George A. Romero desatara la locura zombi allá por 1968, hemos visto a no-muertos de casi todas las formas, mutaciones, resurrecciones y enfermedades posibles. Todos ellos sin duda carentes de toda humanidad y con el único objetivo de comerse el cerebro de todo lo que huela a carne fresca. En 2006, año en el que se estrenó "Fido", ya corrían cuatro veranos desde que Danny Boyle reinventara el género con su aclamada "28 días después", una cinta en la que los zombis no eran meros cadáveres resucitados, sino que apelaba a lo científico inventándose una posible enfermedad que infectara a los humanos con una violenta rabia. ¿Qué faltaba? Pues nada más sencillo que domesticarlos, hacerlos útiles.

Por ridículo que suene, Andrew Currie ha sabido dirigir una aceptable comedia de terror familiar en la que convierte a los no-muertos resucitados en personas con sentimientos, aunque evidentemente sedientos de lo mismo: sangre. Pero es un apocalipsis controlado. El ejército se ha hecho cargo de la situación, los ciudadanos se han armado e incluso los más pequeños son adiestrados para saber manejar una escopeta. La peculiaridad está en dejar que sean los ciudadanos los que decidan si quieren volver a matar a sus allegados, o por el contrario permitirles servir a la comunidad como seres retrasados pero domesticados. ¿Cómo? Un simple collar les hace olvidar las ganas de devorar para volver a ser personas que sienten cariño, celos, envidia, amor...


Obviamente el resultado es más que disparatado. No faltan las escenas de violencia sin escrúpulos cuando a los collares les da por estropearse y los momentos en los que los zombis actúan como personas normales atentan a la sensatez, pero resulta difícil no soltar más de una carcajada al verles limpiando coches, jugando con niños, fumando, mirando a chicas o incluso enterrando a otros muertos. Y es aquí donde surge esa sensación de pena aparentemente imposible para este género. Pena por unos seres que un día fueron personas y ahora vuelven con una décima parte de sentido común, por unos caminantes que intentan volver a ser normales, que sonríen mientras acarician a un bebé. Y también lástima por aquellas personas que ahora han encontrado una compañía que de otra forma no podrían tener.

Sí. A todos nos encanta "The Walking Dead", ya sea en televisión como en cómic. Queremos una historia de espanto que parezca el maldito fin del mundo y cuanto más real sea y más acojone mejor. Pero sin duda estas películas familiares son de agradecer. Algo parecido hizo Edgar Wright con su célebre "Zombis party" (2004), pero sin ese elemento de mascota zombi que tiene "Fido". A los de Lionsgate (saga "Saw'") les tuvo que gustar la idea para producirla. Lástima que su recibimiento haya sido tan doméstico como sus protagonistas...