miércoles, 16 de enero de 2013

Crítica 'Django desencadenado': Tarantino desenfunda, dispara y acierta




Título original: 'Django unchained' Director: Quentin Tarantino Guión: Quentin Tarantino Música: Varios Fotografía: Robert Richardson Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson Distribuidora: Sony Pictures Fecha de estreno: 18/01/2013

De nada sirve negar lo innegable. Lo que ha conseguido el ingenio de este polifacético hombre, cocinado bajo el fuego de subgéneros como el kung fu, los zombis, el spaguetti western, el blaxpoitation... es la envidia insana de muchos directores que presumen ganarse la vida con un cine de culto insoportable y pretencioso. Su personal estilización de la violencia -tan solo exagerada en 'Malditos bastardos' por la mala influencia de Eli Roth- ha creado todo un ejército de fanboys sedientos de la ferocidad y el cachondeo sutil que componen sus excelentes guiones. Una obra que todavía guarda pólvora en el barril, por mucho que insista el de Tennessee en amenazar con retirarse.

'Django desencadenado' es el homenaje que le faltaba al western de tercera que los críticos resabiados han puesto a parir durante décadas. Un género surgido de una moda por hacer cine barato y entretenido que nació en los 60 de la mano de cintas inolvidables como 'La muerte tenía un precio', 'Le llamaban Trinidad' o 'Hasta que llegó su hora'. Por esa época nuestros padres no tenían videojuegos ni smartphone pero sabían darle alas a la imaginación con una soga y un sombrero, juguetes improvisados con los que soñaban con parecerse a emblemas del cine llamados Clint Eastwood, Lee van Cleef, Charles Bronson...


Aquellos pistoleros con mal genio renacen ahora en las entrañas de Django, un esclavo de color al que de la noche a la mañana le surge una oportunidad de oro para vengarse de los insultos y latigazos sufridos durante toda una vida. Giro copernicano por tanto a esos argumentos clásicos de buscar tesoros y cazar forajidos pero con un curioso símil que Tarantino detalla con maestría, gracias en gran parte a un reparto excelente y a una historia de venganza, amor y justicia sin igual ni parecido.

El mayor logro del guión es saber frivolizar sobre un asunto tan árduo como es la esclavitud sin caer en el insulto fácil a los que durante siglos marcaron a fuego a los negros cual ganado al que domesticar. Consigue dar forma a una película antibélica pero a la vez representar la más sangrienta y explícita que se haya hecho sobre la Guerra Civil Norteamericana. Una ambigüedad presente en los tronchantes diálogos entre incultos pueblerinos y en la rapidez con la que suceden los golpes más violentos. Apenas conceden un instante para respirar entre una atrocidad y otra cuando surge un comentario que termina en carcajada. Y todo ello sin perder las conversaciones hipnóticas y alargadas tan comunes de Tarantino.

Cabe reconocer que a Jamie Foxx le falta la importante cualidad camaleónica que define a los mejores actores. Es una pena que una figura tan pasional como Django, con semajante sed de aniquilar, se pierda por momentos bajo la piel de un insípido protagonista. Su labia solo convence en las escenas más épicas pero no redondea al antihéroe que pretende Tarantino. No, ni siquiera con este indómito vaquero consigue desprenderse Foxx de su pasado blandengue en títulos como 'Ray', 'Collateral' o 'Ali', entre una larga lista de intervenciones lamentables. Es quizás lo único que se le puede achacar al filme.

En todo caso ya se encargan Christoph Waltz y Leonardo DiCaprio de silenciar  al disconforme con sus soberbias interpretaciones. Waltz repite el impasible y cruel modo con el que actuaba aquel nazi aterrador de 'Malditos bastardos', pero esta vez de una forma más completa y enigmática. Su personaje es forzadamente macabro por su labor de cazarrecompensas, pero no tapa un brillante sentido de la justicia que al final obliga a preguntarse quién es el verdadero héroe de la historia. La única crueldad sin antídoto la desenfunda DiCaprio con uno de los mejores papeles secundarios de su carrera. Quién diría que aquel niñato de 'La playa' podría ponerse la máscara de un traficante de humanos sin escrúpulos como el que da vida.

Conclusión. Llevaos al cine los pañuelos que os sobraron del aborto de Bayona para limpiaros la sangre que salpica este western. Lo imposible será que no os riais.

3 comentarios:

  1. Una decepción, no me esperaba un clásico pero sí una película más divertida. Apenas aparecen esos diálogos crujientes marca de la casa, y como siempre, qué pena que sus pelis estén tan vacías. ¿Cuándo encontrará messieur Tarantino algo para lo que tan bien sabe hacer: contar? Un saludo!

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  2. Pura publicidad, no le llega ni a la uña del dedo gordo del pie Tarantino a Leone.-

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    1. Hola Anónimo,

      El elogio que dedico a Tarantino no tiene la intención de compararle con Leone. Como explico en la reseña, él fue uno de tantos cinéfilos que crecieron viendo spaghetti western y otros "subgéneros" mencionados. Su gran labor ha sido saber seleccionar elementos de todos ellos para crear un estilo propio violento, sarcástico y arrollador.

      Saludos y gracias por tu comentario.

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